martes, 9 de noviembre de 2010

La Copa


Llegan días de descanso para muchos futbolistas titulares ya que regresa la Copa de España, ese torneo molesto que sorprendentemente tiene carácter oficial. La desvalorización de esta histórica competición se debe al nulo o escaso interés de aquellos que copan los estatus más poderosos del fútbol español: los equipos de la Primera División y, en mayor medida, los grandes. La Real Federación Española de Fútbol, organismo que regula la competición copera y cuya funcionalidad está bajo sospecha -conocidos son los casos de irregularidades sacados en su día por la SER-, se somete a las disposiciones de los clubes por un dame tu apoyo que yo te echaré un cable en ciertos asuntillos como la Copa. Un ejemplo claro de esta evidencia se comprobó hace unos años cuando se imitó el modelo de la Premier, magistral dicho sea al paso, donde las eliminatorias son a partido único y siempre en casa del rival débil. Aquello no gustó a quienes tienen la sartén por el mango, se cambió y el resultado es el que tenemos: una Copa fea, aburrida y totalmente desvirtuada. Y nada indica que todo vaya a cambiar.

Por ideas no será. Al margen del sistema inglés, aquí en la blogosfera, por ejemplo, abundan innumerables proposiciones viables que pueden perfectamente revitalizar la Copa. Tales como otorgar un mejor premio al campeón como es la posibilidad de acceder a la Champions; otras como la sugerente idea de copiar en la medida de lo posible el formato de Copa del baloncesto y un sinfín de etcéteras. Pero lo cierto es que son palabras que se lleva el viento, vacías; sus planteamientos son utópicos. Mientras no se produzca una renovación completa en la RFEF y un cambio drástico en sus políticas, o bien los fuertes clubes desvíen la mirada más allá de sus preciados ombligos y muestren un interés por encima de su bien personal -postura que, por cierto, no veo mal del todo-, seguiremos manteniendo esta ruinosa Copa, nada apetitosa, ausente de atractivo alguno. Otra opción es que las cadenas televisivas vean un diamante en bruto, una producto sin explotar, pero me temo que los colegas de Roures y los viejos amiguetes de Sogecable, problemas económicos aparte -malas gestiones y la crisis, ya saben, que lo impregna todo-, unifican sus anhelos junto con los de los clubes españoles.

Así pues, se presenta un torneo donde nadie muestra ambición y deseo de ganarlo, el desprecio de los clubes de la Primera División es bastante notorio. La Liga centra todos los objetivos prioritarios de los clubes, ya sea para lograr su consecución final, alcanzar puestos europeos o conseguir la permanencia. Ni siquiera agrada a aquellos caminantes habituales de la "zona tranquila" de la tabla liguera. La paradoja es que a muchos entrenadores se les llena la boca hablando de este trofeo con sus no tenemos intención de tirar la copa, este trofeo es importante también y demás topicazos por el estilo cuando la realidad es bien distinta. Si realmente presentaran un mínimo interés por la competición pondrían sus equipos titulares. ¿Si tan importante les supone la Copa, por qué no rotar a sus futbolistas en la jornada de la Liga? ¿Acaso los clubes punteros ponen a sus futbolistas suplentes en Europa? El argumento facilón de la debilidad del rival no sirve tampoco: los once de la copa, teóricos equipos inferiores, suelen jugar hasta la expiración de la misma, con la salvedad de una hipotética final.

La tónica general a seguir es clara: no hacer el ridículo, ir tirando y ver hasta dónde se llega. Nadie va poner en entredicho al entrenador por no llegar a octavos ni se va a tachar de transferible a un jugador por nulo rendimiento copero. En los grandes, el asunto es más claro aún: basta con no pifiarla. Sólo en los supuestos en los que la Copa de Europa y la Liga se fracasa, se muestra apetito por la Copa, aunque sea sólo por salvar la campaña y no quedar en blanco. Incluso el Barça de la temporada 08/09 del triplete se ajusta a esta norma no escrita, pues no fue sino hasta la recta final cuando se tomó realmente en serio la competición. Como mucho, les sirve para rubricar el año. Por otro lado, y por desgracia, los equipos débiles, los rivales de otras categorías, los únicos que dan el todo por el todo por esta Copa, con la ilusión por bandera, se les pone todo tipo de barreras. Inconvenientes para no molestar en la medida de lo posible al rico. Así que para esta jornada copera y las venideras no queda más que resignarse a contemplar una posible sorpresa de estos equipos como único aliciente; y rezar para que el club grande al que tenemos por equipo nuestro no sea el derrotado y liberémonos así de mofas ajenas. Una auténtica lástima: un bello trofeo reducido a esta horrorosa mediocridad.