lunes, 20 de mayo de 2013

Mourinho y el Real Madrid

Con Mourinho hemos sido groseros, marrulleros y protestones; hemos despreciado los buenos modales y hemos despreciado al adversario; hemos metido el dedo en un ojo, hemos sido sancionados; hemos sido odiados por el colectivo arbitral. Hemos tirado una Liga en noviembre y hemos sido humillados contra el Barça; hemos arremetido contra empleados de nuestro club; hemos atacado a leyendas propias; hemos cargado contra todo el mundo. A diestro y siniestro.

Pero hemos sido valientes, dignos y orgullosos, hemos denunciado y puesto el grito en el cielo; hemos sido pasionales y vehementes, hemos sido racionales y coherentes; hemos dicho la verdad más dolorosa. Hemos incorporado el vocablo "top" y hemos desterrado la palabra "mito"; hemos gestionado y dirigido desde la profesionalidad absoluta; hemos instalado la meritocracia y hemos sido independientes de la prensa; hemos sido competitivos y hemos jugado un fútbol de escándalo (año 11/12). Hemos sido ofensivos, goleadores y atractivos sin ceñirnos al libro fundamentalista de la posesión.

Hemos sido temidos y respetados, hemos enterrado los periodos de la vergüenza y hemos vuelto al ring de los grandes; hemos combatido contra los mejores; hemos sido punteros. Hemos retado a uno de los mejores equipos de la historia y hemos sido capaz de herirle y ganarle. Hemos sido elitistas y lo hemos demostrado.

Hemos vuelto a pelear por todos los títulos (menos esta Liga), hemos ganado títulos y hemos caído con honor, peleando hasta el último minuto y en el último escalón. No hemos caído bien a nadie salvo a madridistas, no hemos puesto la otra mejilla, no hemos claudicado a la prensa, no nos hemos rendido nunca. Hemos sido el puto y jodido Real Madrid.

He defendido a Mourinho hasta la extenuación. Hasta las últimas consecuencias. A las duras y las maduras. No me arrepiento. Porque así lo creo. Y lo he hecho desde la razón y la pasión.

Mourinho, aun con sus fallos, es el Madrid que siempre quise.