domingo, 19 de enero de 2014

El Madrid vence al Gipuzkoa Basket y firma el mejor inicio de la historia de la ACB


El Real Madrid cosechó un nuevo récord al vencer por 65-76 al Gipuzkoa Basket: las 16 victorias ligueras (y ninguna derrota) suponen el mejor inicio en la historia de la era ACB. Su última víctima nunca se rindió pese a un mal comienzo que le lastró durante todo el partido. El conjunto donostiarra no pudo asegurar la clasificación para la Copa del Rey, pero tendrá otra oportunidad en el próximo encuentro frente al Tuenti Móvil Estudiantes. El triunfo del Madrid certificó el honorífico título de campeón de inverno de la Liga Endesa a falta de una jornada para el final de la primera vuelta. Sergio Llull (18 puntos) tomó el mando exterior en ausencia de Carroll con cuatro triples y lideró la victoria blanca número 31 de la temporada, todas ellas conseguidas de forma consecutiva.

El primer cuarto declinó la balanza del partido. El Gizpukua Basket no hizo gala a su fama defensiva y concedió muchas facilidades al Madrid. Llull penetraba y tiraba solo; el equipo merengue, dirigido por el hoy titular Draper, jugaba fluido y cómodo; se sucedían los tiros sin oposición. Todos los integrantes del quinteto inicial anotaron; demasiado fácil para el mejor ataque de la Liga, incomprensible para la segunda mejor defensa. “No nos podemos permitir acabar el primer cuarto con una falta. Salid a por ellos”, clamaba Sito Alonso a sus jugadores en un tiempo muerto. Tampoco el ataque guipuzcoano estaba siendo fértil. Los triples no entraban y el Donostia Arena echaba de menos a su tirador, Jason Robinson, baja por lesión. El Real Madrid abría brecha con 12-23 en diez minutos.

Reaccionó el Gipuzkoa Basket y salió en el segundo cuarto decidido a frenar el avance madridista. La agresividad que exigía Sito se transformó en dos faltas en dos minutos; en menos de cinco minutos el Madrid se colocó en bonus. El juego se obstruía, los ataques se atrofiaron y el marcador aminoró su velocidad. El Gizpukua lograba uno de sus propósitos, pero faltaba el otro: anotar. El Madrid no se despegaba, pero tampoco se acercaba el equipo vasco. Solo Neto encontró ideas, ayudado en la pintura por David Doblas, pero ambos chocaron ante la respuesta de Sergio Rodríguez que, fiel a su cita con el segundo cuarto, destrozó la defensa guipuzcoana con 8 puntos y mantuvo al Real Madrid a más de diez puntos: 28-37 al descanso.

Sergio Llull entró de nuevo en escena tras la reanudación con dos canastas y una asistencia. En el otro lado, Doblas se adueñaba de los tableros. No hubo manera de contener al bravo capitán cántabro, que concluyó el encuentro con 16 puntos y 10 rebotes. Fue la única hendidura blanca, donde el Gizpukua le hizo daño. Se aproximó a siete puntos, pero un rebote en ataque de Mirotic, un triple lejano de Rudy y un contragolpe dirigido por el mariscal Llull y liquidado con un mate de Rudy desactivaron todo intento de acercamiento guipuzcoano. Tres acciones consecutivas y el Madrid obtenía la máxima distancia: 36-52. Otra vez amenazaba el Real Madrid con despachar el choque y otra vez Sito se vía obligado a pedir tiempo para recomponer a los suyos. Doblas no cedió en su empeño por perforar la zona madridista, Bourousis se cargó con cuatro faltas y el Gipuzkoa llegó vivo al último cuarto, todavía con esperanzas: 49-58.

La hinchada del Donostia Arena apretó entusiasmada cuando su equipo se puso otra vez a siete puntos y con siete minutos por jugar. Aparecieron Winchester y Hanley, inéditos durante casi todo el encuentro, y resistía el pulso el Gipuzkoa, pero fue una vana ilusión. Como si lo tuviera planificado, como si esperara paciente a su presa, como tantas veces ha hecho a lo largo de la temporada, el Madrid desplegó su artillería en el momento justo y zanjó el duelo. Esta vez ejecutó a su rival mediante Rudy Fernández: encestó tras cargar un rebote ofensivo para situar al Madrid a nueve puntos de diferencia y después masacró la zona vasca con un triple cuando restaban cuatro minutos para el pitido final. Y Reyes convirtió dos tiros libres. El Madrid había matado el partido para desolación de la afición local. El récord había caído. No hubo más incidencia más allá de maquillar el resultado en vista del pase de Copa. Octavo clasificado y con un 'basket average' de +55, el Gipuzkoa Basket depende de sí mismo para estar en Málaga.