miércoles, 29 de abril de 2009

Hablemos del Barça

Dejemos las cosas claras. Y desde el principio. El Barça es un buen equipo. Posee grandes jugadores y realiza un fútbol ofensivo y bien hecho. Es, además, un equipo que expone un mínimo trabajo táctico y físico. Su entrenador, a pesar de su condición de novato, presenta como principal argumento su ejercicio de la profesión como tal. O sea. No es un colega de los jugadores, ni es un monitor ni su psicólogo. Es un entrenador de fútbol que decide y ordena sobre sus jugadores: su autoridad en el vestuario es patente. Esto es fundamental para, por un lado, facilitar el trabajo entre cuerpo técnico y jugadores y, por otro lado, para evitar posibles roturas de vestuario. Añádesele la ferviente disposición de este año de los jugadores para comprender el gran año del Fútbol Club Barcelona.

Ésa es la realidad del equipo. Que, por cierto, no digo yo que no sea nada mala. Pero no es la que nos han querido vender todos. Ni por asomo este equipo es el mejor de la historia, ni da lecciones de fútbol ni es el equipo más guay y cool del globo terráqueo. A este bueno equipo nos lo han metido como algo que, de momento, no lo es. A este Barça todavía le falta. Para empezar, no ha ganado ningún título aún. Y van tres años en blanco. Segundo, su excelso y admirado sistema de juego tiene errores. Errores asumibles a Guardiola, por supuesto. Como por ejemplo, la malinterpretación de que los rivales le van a dejar. Eso provoca que, cuando equipos como el Madrid del Nou Camp, el Getafe de la primera vuelta, el Valencia del sábado o el Chelsea de ayer mismo, el Barça en vez de buscar soluciones y enfrentar a ello se atasca y se encasquilla. Es más, retoman su papel de victimista de toda la vida acusando al rival de equipo pequeño, de antifútbol y demás sinónimos. Y no es eso. No. Los grandes equipos que han practicado un fútbol ofensivo se han sobrepuesto a los que practicaban el opuesto sistema. He ahí el mérito y la grandeza. Dígase el Ajax del setenta, que barrió al Bayern de Beckenbauer. Dígase el Brasil del setenta contra Italia. Dígase también la España de Luís Aragonés.

Así que menos lobos, caperucitas. Menos llorar y más mirarse el ombligo. Sois buenos, no lo discute nadie, pero no sois invencibles. Vuestro sistema es perfectamente válido y lo utilizáis bien. Pero no es suficiente con eso. Los elogios recibidos durante todo el año no sé si os afectarán, pero tengo muy claro que han sido desmesurados. Y demasiado baratos. Será al final de la temporada cuando se ha de valorar a este equipo. Hasta el momento y en mi opinión, lo único que sois es un buen equipo pero sobrevaloradísimo. Sin embargo, en vuestra mano está que un humilde servidor se arrepienta de esta entrada.

No hay comentarios: