domingo, 18 de mayo de 2014

El Real Madrid y su última corona


Diecinueve años después, el Real Madrid puede volver a reinar en Europa. Se trata de mucho tiempo para un club que se empecina todos los años en ser el mejor de su deporte, pero cuya leyenda se había desvanecido estrepitosamente a finales del pasado siglo. Desde la consecución de la última Copa de Europa en 1995, el Madrid solamente ha disputado tres 'Final four'. En dos de ellas cayó derrotado en semifinales: en París en 1996 ante el Barça y, mucho años después, en Barcelona en 2011 ante el Maccabi, hoy rival. Entretanto, hubo una capitulación de quince años, en los que el Madrid se convirtió en un club menor, vencido e impotente. Fue un ignominioso paréntesis competitivo en el que contempló cómo la nueva élite del baloncesto continental no reunía al viejo rey de la competición. Los equipos griegos, que no habían ganado nunca en Europa, lograron nueve Euroligas entre 1996 y 2013: Panathinaikos se hizo gigante con seis entorchados y Olympiakos, vigente campeón, logró tres. También crecieron los viejos enemigos: Maccabi ganó tres y tanto Barça como CSKA se alzaron con dos trofeos.

El tercer asalto por la corona europea se produjo en la temporada pasada. El Madrid regresó a una final de la Copa de Europa con una escuadra talentosa y vigorosa, apuntalada con jugadores prestigiosos como Rudy Fernández y espoleada por el talento de Sergio Rodríguez, que por aquellas fechas destapó su versión inaudita de crack y que mantiene actualmente. Era un plantel diseñado para recuperar la hegemonía en España y y tomar el mando en la máxima competición continental. El equipo venía de reiniciar el último proyecto fracasado: se fue Messina, un plan bien intuido pero mal ejecutado, que aportó un salto significativo pero sin triunfos, y apareció Pablo Laso. Era otra propuesta, más desatada y descarada, menos controladora, más acorde con su joven e impetuosa plantilla, pero igualmente exigida por las urgencias históricas. A fuerza de evolucionar con el nuevo baloncesto, el conjunto merengue volvió a ganar los títulos con una Copa del Rey frente al sobrio y elitista Barça en el primer año, y a conquistar en la siguiente campaña la Liga nacional, pero el ascendente itinerario se truncó frente al Olympiakos.

El Real Madrid dilapidó una diferencia de 18 puntos y claudicó en la final más codiciada. Pero aquella dolorosa derrota supuso la última lección de un proyecto plenamente armado: había que ser más competitivo y fiero ante los grandes rivales. Nunca más habría fisuras ni titubeos y trazó una trayectoria impecable. Desde entonces ha ganado todos los títulos que ha jugado: Liga, Supercopa y Copa del Rey. El conjunto de Pablo Laso sembró un camino de superioridad inquebrantable, certificada en las 27 victorias consecutivas en la Liga ACB, y de admiración unánime del mundo de baloncesto, articulado en una de las mejoras temporadas que se recuerdan. Aplastó sin compasión al Barça, su última muesca, y se sitúa de nuevo en la final de la Euroliga. El último desafío para recuperar la gloria es el Maccabi, un contrincante histórico en consonancia con el mayúsculo reto del Real Madrid. La vieja copa de Europa vuelve a estar a su alcance, aunque esta vez hay mucho más en juego: se mide la excelencia de un equipo destinado a ser memorable.

2 comentarios:

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