La noticia
del regreso de Sergio Rodríguez a la NBA genera un cierto escepticismo: a
sus treinta años y asentado en el mejor momento de su carrera, ¿acierta el 'Chacho' renunciando a un hábitat favorable -el básquet FIBA-, que domina y a
menudo deslumbra con su talento, embarcado además en un proyecto ganador con un
rol importante? La NBA acarrea un reto difícil y supone abandonar la zona de
confort; pero nunca olvidemos que es la cima: la NBA es el sueño de todo
jugador de baloncesto. Sobresalir en Europa no simboliza lo mismo que hacerlo
en el escaparate norteamericano. Otrosí: la oferta obsequia una nómina
demasiado bien pagada (8 kilos de dólares) como para no pensárselo. Y la
experiencia fallida de antaño sólo se tiene que asumir como una brújula para no tropezar en errores de bisoñez y
sortear peligros conocidos. Figurará en un equipo perdedor, el peor de la Liga,
lo que conlleva sus contras –muy obvios-, pero también sus pros –más protagonismo,
más visibilidad-. Un ‘Chacho’ pletórico, con la misma confianza que gozó en el ‘lasismo’,
no debe temer a nada: ni a ningún base físico rival ni a ningún entrenador
desconfiado.
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