viernes, 20 de marzo de 2020

Recuerdos de un Mundial (I): Italia 1990

Fue el Mundial que conquistó la Alemania de Matthäus (y con Bodo Illgner de portero). La Mannschaft sumó su tercera corona, igualaba a Brasil e Italia e inmortalizó que "el fútbol es un deporte que inventaron los ingleses, juegan once contra once y siempre ganan los alemanes". La Alemania Federal, en tiempos donde la URSS aún existía, apeó a la Holanda campeona de Europa (Gullit, Rijkaard y Van Basten) y a una de las mejores Inglaterra de su historia (Gascoigne). Pero también fue la Copa del Mundo que el Pelusa dejó escapar. La albiceleste, ebria de felicidad con México 86, acarició la gloria infinita del Olimpo del fútbol (como los germanos, podía empatar en entorchados con brasileños e italianos), pero empezó con un sonoro ridículo ante Camerún. Fue también el Mundial en el que Italia pitó el himno argentino y Maradona (leyenda viva ya del Nápoles, con dos Scudettos en San Paolo) se revolvía contra la grada, mascullando "hijosdeputa".

Italia renovó sus estadios y acogía de nuevo una Copa del Mundo tras su cita del 34 (con Mussolini en el palco). El Calcio vivía su era dorada: el Milan de Sacchi reinaba en Europa, Platini se erigía en mariscal de la Juve, el Nápoles sobrecogía el norte italiano y el Inter brillaba con sus tres alemanes campeones mundialistas (Matthäus, Brehme y Klinsmann). La azurra presumía de su nuevo bambino de oro, su 10 fantasista, Roberto Baggio, joven perla de la Serie A y recién fichado por la Juve. Pero cayó en semis, derrotada por Maradona. ¿Y España? Ay, España, presa de su malditismo histórico. No pasó de octavos, eliminada por Yugoslavia. Antes, Míchel exhibió su icónico grito: "Me lo merezco". No fue tampoco un Mundial reluciente en juego: hubo pocos goles, muchos pases al portero (el detonante para instaurar la cesión) y demasiadas tandas de penalti. Pero siempre me gustó su canción, la estética de sus camisetas y las historias que dejó para la posteridad.


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